Bogotá.- Una semana de homenajes, reflexión y profundo respeto se desencadenó en Colombia tras la partida de Fernando Botero, ícono del arte del siglo XX, quien con sus peculiares y voluptuosas creaciones dejó una huella indeleble en la cultura mundial.
Este viernes, el Congreso colombiano se vistió de luto y nostalgia, recibiendo el féretro del artista envuelto en la bandera nacional. Acompañado por una orquesta de vientos, un coro, la guardia presidencial y allegados, el recinto del poder legislativo en Bogotá se convirtió en un santuario de despedida.
Lina Botero, hija del artista, con voz entrecortada y cargada de emoción, agradeció las muestras de cariño y reconocimiento a su padre. «Era uno de nuestros más grandes anhelos traer a mi papá una última vez a su tierra natal, para que los colombianos se puedan despedir de él», expresó.
Iván Name, presidente del Congreso, definió a Botero como «un colombiano universal», un visionario que, con cada pincelada, «logró pintar un mundo diferente» reflejando la realidad colombiana y al mismo tiempo, las profundidades del espíritu humano.
Legado Inmortal
Fernando Botero, quien falleció a los 91 años en Mónaco debido a una neumonía, se destacó no solo por su inigualable estilo artístico sino también por su generosidad. En Colombia, donó numerosas obras a museos y parques públicos con el objetivo de acercar el arte a las clases populares. A nivel internacional, sus piezas han sido exhibidas en emblemáticas ciudades como Madrid, París, Barcelona, Singapur y Venecia.
Sus obras, con ese inconfundible toque surrealista y repleto de volumen, han alcanzado cifras millonarias en subastas, consagrándolo como uno de los artistas más prestigiosos del mundo.
El cuerpo del maestro estará en cámara ardiente en el Congreso de Bogotá hasta el domingo. Posteriormente, será trasladado a Medellín, su ciudad natal, para continuar los tributos antes de su cremación. En un último viaje, sus cenizas regresarán a Europa, específicamente al pueblo italiano de Pietrasanta, para descansar junto a su esposa, la artista griega Sophia Vari.
La Despedida de un Icono
Mientras Colombia y el mundo lamentan la pérdida, el legado de Botero sigue vivo en cada esquina donde se exhibe su arte. Sus inconfundibles creaciones sirven como testimonio de su genialidad y su inquebrantable amor por su tierra natal.
